En voz alta

¡Que viva el tour!

Por Daniel Samper

Hace algunos lustros estaba de moda una canción de Alberto Cortez que interpretaba Piero. Se llamaba “Los americanos” y en algún lugar de la letra decía:

Cuando son mayorcitos
se visten de turistas
y se van por el mundo
los americaaaaaanos
en viaje organizado
con romance incluido…

Me hacía mucha gracia la canción. Todavía me la hace. Especialmente los anteriores versos, que pretenden burlarse de los viajes organizados, esos paseos en que le venden a uno en un solo paquete el billete de avión para llegar a la ciudad escogida, el taxi del aeropuerto al hotel, el hotel, el desayuno en el hotel, las propinas, algún espectáculo folclórico, varios recorridos por museos y lugares considerados atracciones turísticas, el taxi al aeropuerto y el tiquete de vuelta a casa.

Nunca me tocó romance alguno, lamentablemente, pero era muy divertida la canción. Lo único es que estaba equivocada. El tiempo y la experiencia me han permitido saber que los que tienen razón en viajar así son los americaaaaanos.

Durante años yo mismo organizaba mis viajes, quizás porque en el subconsciente galopaba la canción de Cortez: gastaba semanas en averiguar itinerarios aéreos y hoteles, mandaba plata anticipada, me tumbaban los taxistas del aeropuerto al hotel, y luego me tumbaban en el hotel exigiendo propinas ilegales; después perdía el tiempo en visitas sin guía a iglesias y monumentos, o tenía que contratar in situ a una señora o un caballero que me relataban larguísimas e inoficiosas historias sobre el lugar. Para evitar una nueva estafa del taxi al aeropuerto, tomaba bus y más de una vez me dejó el avión porque el velívolo hacía incontables paradas en la ruta.

Al final, había gastado mucho más tiempo y una fortuna en un viaje que yo mismo me encargaba de montar, y veía menos y aprendía menos y todo me salía más caro.

Siguiendo consejos de falsos amigos, ensayé internet. Hay una leyenda, ya no urbana sino informática, según la cual un internauta hábil consigue vuelos a Europa por menos de 100 dólares y ofertas de hoteles que lo alojan y le llevan el desayuno a la cama por 20.000 pesos. Mentira. Todo mentira. Aparte de que uno emplea más tiempo en separar un tiquete de avión que en un trasplante de cerebro y que se necesita ser ingeniero cibernético para los múltiples pasos que exigen las ventas a través de la red. Al final, uno se ahorra unos pocos pesos. Pero como tiene que pagar con tarjeta de crédito para cerrar la operación, acaban clonándole a uno la tarjeta y clavándole compras en ciudades que no conoce ni quiere conocer y pasajes alrededor del mundo para dos adultos y un niño.

Lo peor es la sensación de soledad en los tours de montaje doméstico. Nadie lo recibe a uno en ninguna parte y no tiene con quién compartir panes y penas. El viaje organizado, como nos gusta a mí y a los americaaaaaanos, no solo cuenta con apoyo de prójimos en todas las instancias, sino que lo juntan a uno con corderos pertenecientes a otras manadas para acudir juntos a visitas y espectáculos, y uno acaba haciendo amigos del alma para toda la vida. De los cuales no vuelve a saber nada.

Hay quienes optan por fórmulas intermedias, como comprar un paquete de pasajes y hotel, y luego sufren para conseguir taxi y excursiones en la ciudad. Mi consejo desinteresado: compren el tour con todo lo que ofrezca, hasta boletas para ir al baño, si es que las venden. Ganarán en tranquilidad y en tiempo.
– Sí, ganas tranquilidad y tiempo, pero pierdes libertad de movimiento- me decía un amigo que aún no ha alcanzado la maravillosa edad en que uno aprecia la ópera, los melocotones en lata y los viaje organizados.
Y yo le contesto que, mientras más viajo, la libertad de movimiento que más aprecio es la de volver a casa rapidito y sin esfuerzos.

                                                                   

Daniel Samper es periodista desde los diecinueve años. Ha sido editor, columnista, autor de más de veinticinco libros, guionista de televisión y cine, profesor universitario y conferencista internacional. Actualmente se define como cuentista, columnista y novelista. Y es colaborador de varios medios de comunicación. Para saber más: www.danielsamperpizano.co

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