Reportajes

Beatriz Trapote: Mis aventuras en la Riviera Maya

Por Beatriz Trapote

¡Nos vamos a México! Así me salió del alma y así sucedió. Bueno, en realidad, era un viaje ya planeado y soñado hace tiempo, pero las circunstancias no llegaban a reunirse, hasta que por fin, llegó. Parece que el destino invita a soñar con ese lugar idílico del todo incluido, donde el asentarse cual ermitaño en el hotel y no dejar de comer, es algo muy común. Pero parece que es el sentir de los luneros de miel, como no era nuestro caso, decidimos aventurear y conocer de cabo a rabo el estado de Quintana Roo en la Península de Yucatán, vamos lo que comúnmente conocemos como el «Paraíso de Riviera Maya». Pero precisamente, este lugar privilegiado para México y para el turismo esconde algo más que ese maravilloso paisaje de una selva densa y verde, de esas playas de arena blanca y fina, y ese agua turquesa y cristalina. Claro, se trata de los vestigios de la Cultura Maya. No os podéis ni imaginar la sensación de sentirse delante de una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno o de mezclarse entre lo que algún día fue una de las ciudades mayas más importantes de la región. Y no es que lo veamos como algo lejano, pasado y sin trascendencia en el Mundo Moderno. Todo lo contrario, una civilización que nace, se reproduce y aún a día de hoy se mantiene, es decir, existen poblados que aún conservan las tradiciones, las costumbres, y la cultura y la lengua maya. Y que además, luchan para que no se pierda en el tiempo en las generaciones venideras de hijos, nietos o bisnietos. Así que, un bonito destino de vacaciones para conocer el pasado de ésta región con su riqueza cultural, sus atractivos naturales y esa gastronomía y gracejo especial de sus gentes. Sin duda alguna, saben que viven del turismo, que el turismo depende en parte de ellos y eso les hace ser, aún si cabe, más hospitalarios, agradecidos y amabilísimos con los foráneos. Un sentir positivo, educado y bien cargado de energía es lo que como turista, me han dejado en el recuerdo éstos carismáticos mexicanos cancuneros.

Cascada en el mariposario de Xcaret


Entre los parques temáticos y naturales recomendados para los turistas está Xel-ha, Xplor y Xcaret. Nosotros decidimos ir a Xcaret. Es un parque a lo Disney, muy entretenido para los niños o no tan niños, quizás es que al entrar nos convertimos ya un poco en infantiles. Tanto que no dejamos pasar la típica foto decorada con loros por todo tu cuerpo. Momento gracioso, sin duda. Puedes nadar con delfines. Fotografiarte con tiburones a tus pies, dando gracias al salir, eso si, por mantener todos los dedos de los miembros. O disfrutar con los múltiples «arios» que han montado para nosotros: desde el mariposario, leonario, delfinario, tiburonario, lapario, acuario, vamos que sales totalmente animalario. Es curioso porque disfrutamos de especies animales que por supuesto, en España no podemos ver. Aparte, hay espectáculos ecuestres, donde nos emocionó escuchar la raza andaluza de muchos de sus caballos. A lo que escucharon al unísono de estos patrióticos ¡Viva España, y los españoles! (los caballos, claro). Espectáculos en los que se interpretan los rituales mayas, y un magnífico colofón al cierre del parque donde se hace muestra del arte mexicano en su estado más puro. No faltaron rancheras y bailes populares así como esos juegos del antepasado, como el juego de la pelota que tan arriesgado y peligroso se muestran a ojos de los turistas.

Con los peces rayas del Acuario de Xcaret


Entre los templos mayas, por supuesto visitar esa Maravilla del Mundo Moderno, Chichen Itza, el más popular y el mejor restaurado de todos los yacimientos. Espectacular el majestuoso Castillo o pirámide de Kukulcan. La pena es que no nos dejaron subir hasta arriba. Hace unos años que está prohibido por la multitud de visitas que recibe a diario, vamos que sólo con las pisadas nos cargaríamos la restauración tan bien hecha. Allí también hay un gran campo del famoso juego de la pelota, el más impresionante de los ocho que mantiene aún la ciudad. Vamos que para ellos el juego de la pelota era como para un español el fútbol, aunque nosotros con menos sacrificios. La leyenda cuenta que el ganador como ofrenda a los dioses era decapitado y ofrecía, claro, su cabeza como trofeo. Lo que no se yo es cuanto durarían los partidos porque la cosa estaba como para querer ganar. Esto da cuenta de la tremenda devoción y los sacrificios que hacían por la religión en aquel entonces. Éste es uno de los lugares arqueológicos más importantes de todo México prehispánico.

Pirámide de Kukulcan

Otra de las zonas importantes de la historia maya en sus templos es la ciudad de Tulum. Una auténtica maravilla, la conservación y restauración de esta ciudad. Además cuenta con una de las Playas más impresionantes de la zona en la que, por supuesto, cayeron más de una foto. Es la típica estampa de postal que siempre que enseñas dejas boquiabierto al resto de los mortales.

Paradisíaca playa en la ciudad de Tulum

Tras Tulum, con su consiguiente visita al pueblo donde hicimos varias compritas de regalos, teníamos que visitar la única pirámide (bueno templo, que es como les gusta a ellos llamarlo) de Cobá. La única en la que te permiten llegar hasta lo alto y una vez que estas allí, tragar saliva porque la bajada de los 129 escalones es lo que peor se lleva. Vamos que ahora entiendo, el porqué de la cuerdecita en medio. Bueno mi queridísimo compañero de viaje se hizo una apuesta, consigo mismo, porque conmigo no, de que la subiría en menos de 1 minuto, y así fue, 40 segundos. A ver quién le supera, que le damos un premio (hay documento gráfico, prometido)
Lo más atractivo de ésta excursión aparte de la belleza en sí de las ruinas, fue el modo de locomoción. Por 35 pesos que son como 2 dólares alquilamos una bicicleta con la que pedaleamos todo el recorrido. Lo bien que nos vino para ir abriendo boca para esos nachos, burritos, enchiladas… Exquisita gastronomía, pero sí doy fe de que son picantes hasta más no rabiar. Consejo: esa salsita de tomate que ves, como la salsita de la abuela, no la untes a cucharadas, te quemarás la boca!!!

Pirámida o templo de Cobá


Los cenotes son otros de los atractivos de ésta región. Quien llega y no desciende a un hoyito calcáreo para darse un refrescante chapuzón, no podrá decir que ha disfrutado de Riviera Maya en su plenitud. Sólo se habrá limitado a rascar la superficie de éste paraíso. Nosotros fuimos al cenote de Ik Kil, al de Xcaret y al de Xcacelito, pero vamos, hay un montón de ellos, cada uno con un encanto especial. Y al agua, aunque pienses que los pececitos se regocijarán con tus carnes, porque no vas mal encaminado, así es (una expresión, por cierto, muy utilizada por nuestros locales cancuneros).

Cenote de Ik Kil


Por supuesto, una recomendación ferviente, quizás menos usual, de las ya comentadas es la visita a un actual poblado maya. No siempre es posible acceder a ellos y si se hace, hay que adentrarse con el máximo respeto y la máxima educación a sus costumbres, que claro está, distan mucho de las nuestras. Siempre es bueno, colaborar con la compra de su artesanía y bisutería propia a cambio de que ellos te abran las puertas de su poblado. En la mayor parte de los casos, son autosuficientes y muy reacios a aceptar influencias ajenas a su cultura. Pero, si he de decir, que dentro de la timidez que les caracteriza por su inseguridad ante nuestra lengua, son cordiales en sus gestos y en su trato con respecto al turista.

Otra de las visitas fue a una de las ciudades más grandes, la tercera de Yucatán. La llaman la Sultana de Oriente, o la bella Valladolid. También ha sido una ciudad que ha sufrido sus revueltas con el paso de los años. Vamos, según cuenta la historia tuvieron que cambiar a la ciudad de lugar, porque al señorito que la regentaba le parecía que hacía demasiado calor y había demasiados mosquitos ¿qué os parece? Trascendente ocurrencia, diría yo. Allí degustamos un exquisito café, que nada tendría que envidiar a los de Colombia, no sé, si fue el propio mono de café o la añoranza de esa leche con espumita que hacía tanto que no veía. Y recorrimos las calles tranquilas con esos muros en tono pastel que le envuelven a uno en un aura muy pacífica.

Playa de Xcacelito

Y otra recomendación es la visita a la playa de Xcacelito, una playa totalmente virgen, en la que queda prohibido comer, fumar o bañarse con cremas que puedan afectar a la naturaleza pura del lugar. Se accede con un donativo para la conservación de la misma y es considerada el santuario de las tortugas marinas. Así que allí mismo, o en playa de Akumal (aunque suele ser más turística y mucho más visitada) podemos ver cómo las tortugas hacen los nidos para sus huevos en la época de reproducción. Un milagro de la naturaleza poder presenciarlo. En ésta misma playa hay también un cenote donde poder bañarse con un agua dulce totalmente cristalina. Ahora, eso sí, hasta que llegas al cenote hay una trazo de manglar, que uno se las ve y se las desea hasta llegar a él. Después, la maravilla del lugar te convence de volver a cruzar el manglar porque por la belleza del lugar, ha merecido la pena. Fue un momento «rollo Supervivientes» entre el manglar, y la selva frondosa rodeada de cocos, viví un auténtico «deja vu». De Nicaragua a México, pero eso si, esta vez, con el estómago lleno, que los cocos parecen hasta más amorfos. Con los bellos y jugosos que pintaban en otra época.

Recordando mi etapa en Supervivientes


Después, la maravilla del lugar te convence de volver a cruzar el manglar porque por la belleza del lugar, ha merecido la pena. Fue un momento «rollo Supervivientes» entre el manglar, y la selva frondosa rodeada de cocos, viví un auténtico «deja vu». De Nicaragua a México, pero eso si, esta vez, con el estómago lleno, que los cocos parecen hasta más amorfos. Con los bellos y jugosos que pintaban en otra época.

 

Altar paa la celebración de la fiesta de los muertos

Una fiesta curiosa fue la de » todos los Santos», pues allí vivimos el día 1 de Noviembre. Sin duda, es algo muy distinto al concepto español que es copia americana. Nada de fiesta carnavalera vestida de muertos vivientes, zombies, enfermeras sangrientas… En fin, para ellos es mucho más espiritual. Montan unos altares con tres escalones. El de más arriba corresponde a los muertos con imágenes de cráneos y calaveras. El de en medio, está reservado para aquellos seres queridos que ya no están entre nosotros, y entre las fotografías de personajes famosos fallecidos estaba la de la gran Rocío Dúrcal, todo un mito para españoles y mexicanos. Me hizo ilusión verla allí fuera de su país, donde también la valoran y la respetan como un mito. Y el último escalón en la zona del suelo es lo que representa la vida terrenal, así que allí se colocan las ofrendas a los que ya no están. Sus alimentos y bebidas preferidas.

La ciudad más moderna de Yucatán es Playa del Carmen, yo la vi un poco al estilo del Marbella de esa zona. Gente moderna, boutiques y multi marcas mundiales, tiendas que puedes encontrar en muchas partes de mundo, mezclado con un mercado a lo guiri turístico, que no me atrajo para nada. Como visita está bien, pero vamos, acabé tomándome un café del Sturbacks, con eso os digo todo. Las playas no son especiales. Eso sí, disfrutamos con una piñada (que es la piña colada sin alcohol) y un coco bien fresquito, del rodaje de la película «La Reina del Sur» de Erick del Castillo y Sandra Echevarría. Fue divertido. Ahora, una vez más comprendidos lo difícil que es el rodaje de una película. Para una secuencia estuvieron al menos una hora, y la secuencia era con helado incluido, como acabarían de dulce, por Dios.

Entre visita y visita, tiempo para las compras

Una vez, de vuelta al aeropuerto de Cancún, no puedes dejar de visitar la ciudad. El único Museo Maya que inauguraron el día de «Todos los Santos» y tuvimos el privilegio de visitar.

Sorprendidísimos con las antiguas creencias mayas por las cuales para ser bello, había que deformar el cráneo poniendo una tabla sobre la frente al nacer, colocar los ojos bizcos desde pequeñitos y deformar las caderas, entre otras barbaridades vistas hoy como tal, pero para su religión y sus creencias como algo bello y deseado. En fin, así es la historia un sinfín de relatos que no dejan de sorprendernos y eso es lo bonito de ir descubriéndolo.

En todo este maravilloso viaje siempre hubo momentos para las bromas y hacer algunas compras típicas para nosotros mismos y por supuesto para familia y amigos.

Visita ineludible a una exposición Maya

 

Después de visitar Puerto Morelos y ver la calidad de la mercancía que salía del mar, cayó una mariscada muy especial con una excelente compañía y al ritmo de música muy mexicana.

Mariscada en Puerto Morelos

Una instantánea curiosa en Puerto Morelos fue la de una de las Torres reclinada por el paso de los huracanes. Recordemos que estamos en una zona «peligrosa» por riesgo de huracanes, terremotos o tsunamis. Huracanes como Wilma, Stan o Emily en el mismo año, han azotado ésta zona con graves consecuencias. Y, casualmente, a los pocos días de nuestra llegada a España, nos enteramos del huracán que ha dejado una gran cantidad de muertos en Guatemala, afectando notablemente no sólo a Nicaragua sino también a parte de México (zona Chiapas y Oaxaca) Qué miedo, es terrorífico, imposible ponerse en la piel de estas gentes que pierden a seres queridos y con ellos se van miles de zonas devastadas que tardaron años en recomponer.

Efectos de un huracán en el puerto pesquero de Puerto Morelos

Agradecer, el buen trato de la gente de ésta zona de México, y prometido queda pendiente un viaje a la capital, donde en México DF nos espera la visita a la Gran Monumental, entre otras cosas. Y así conocer otro rinconcito más de éste país tan bello. Espero que el relato os haya parecido de interés y por supuesto, haya servido para aquellos que están preparando un viajecito a la Riviera Maya. Recuerden que la aventura es primordial, es una zona del país segura y con los ojos bien abiertos pueden aprovechar de maravillosas excursiones en el colectivo (su mini autobús local) donde por 20, 30 o 40 pesos (entre 1-4 euros) puedes recorrer desde Playa del Carmen hasta Tulum. Me alegra haber podido compartir mis aventuras con todos ustedes.

 

Siempre hay tiempo para una siesta en la playa

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