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Canadá, la Naturaleza en todo su esplendor

Como si fuera un gran decorado de película, el Lago Maligne se nos muestra en esta fotografía en todo su esplendor.

Canadá es uno de los países que encabezan la nómina de los más  frecuentados por el turismo en todo el mundo. Este inmenso país cuenta

con el cúmulo de atractivos que en mayor proporción y estima hacen   acrecentar en los potenciales turistas sus deseos de elegirlo como destino de sus viajes y de sus vacaciones.

 No es posible esbozar siquiera el listado de las razones que justifican en tal considerable medida el interés viajero que en relación con Canadá se ha despertado en los tiempos recientes entre los españoles.

Las razones son muchas y además y sobre todo, variadas y hasta singulares. Lo que encuentra, o puede encontrar, el turista en Canadá difícilmente lo hallará en otro país.

El Lago Moraine es uno más de la cadena de bellísimos lagos que ofrece Canadá a sus visitantes.

Ayudan a entender esta circunstancia las siguientes autorizadas palabras: «Mientras que algunos países tienen demasiada historia, nosotros -Canadá- tenemos demasiada geografía». Y es que con sus 9.976.137 km2, Canadá es el segundo país en extensión después de Rusia.

 Por destacar algún dato  concreto, fijamos la atención en el hecho de que el trayecto desde el Cabo Splar que se encuentra en el Este hasta la frontera con Alaska al Oeste, recorre alrededor de 6.000 km. y atraviesa nada menos que seis zonas horarias. Si tenemos en cuenta que la población canadiense apenas si rebasa los 30 millones de habitantes, concentrándose sus principales ciudades a lo largo de la frontera con los Estados Unidos es fácil descubrir que la inmensa mayoría de su territorio es geografía…

El Lago Louise es, posiblemente, el más bello de todos los lagos, y lugar donde se han rodado decenas de películas que han dado la vuelta al mundo.

Canadá es en una buena parte geografía, lo que quiere decir que es naturaleza apenas estrenada, con ríos, lagos -grandes lagos-, valles y montañas, con flora y fauna excepcionales, con su tundra o paisaje  desolado de abedules y sauces enanos y bosque boreal o taiga…

El escudo oficial del país es espejo de tanta y tan cualificada naturaleza, lo que proclama con fidelidad los atractivos que caracterizan primordialmente una oferta generosamente turística, respuesta a las crecientes y cultas demandas actuales en este sector.

Los primeros europeos que «descubrieron» Canadá fueron John Cabot (1450-1498) y Jacques Cartier (1491-1557), si bien las sagas escandinavas medievales relatan en los siglos X-XI aventuras aproximadamente veraces. Desde el convencimiento de que Canadá es inabarcable también turísticamente, es provechoso y orientador reseñar que los medios de comunicación son óptimos y variados, que las infraestructuras son ya las adecuadas y que la visita a las principales ciudades resulta cómoda. Vaya por delante que, por ejemplo, el «metro» de Montreal cuenta con neumáticos de goma, lo que constituye una gozosa y moderna experiencia. En general hay que proclamar que a nadie llegará a defraudarle haber elegido Canadá como destino turístico, por ser este un país  conocidamente divertido, culto, ecológico, fascinante y con acendrada capacidad de sus habitantes para acoger y tratar bien a los forasteros.

Millones de árboles, algunos gigantes como el de la foto, pueblan un país apenas habitado, que presume de ser reserva natural del planeta.

Pero, pese a la creciente inclinación y aun vocación ecologista de parte importante de los potenciales turistas españoles con destino a Canadá, son también muchos los que fundamentan su interés viajero canadiense en sus afanes como urbanitas. Seguidamente las citamos, apenas con opción para reseñar algunos de sus monumentos y lugares. Ottawa es sede del Gobierno y del Parlamento canadiense, por lo que es su capital oficial. Ronda los 800.000 habitantes y en torno a cinco millones de turistas se hacen presentes cada año. Rodeada por un cinturón verde con parques y jardines, los edificios oficiales no tienen parangón en el mundo.

A los mismos y a sus respectivos trabajos acuden en invierno los funcionarios respectivos patinando por el canal helado que cruza la ciudad. Son muchos y variados sus museos. En su National Gallery se pueden contemplar cuadros de Rembrandt y de El Greco.

Los índices de contaminación urbana son inexistentes. Las bicicletas resuelven la mayoría de los desplazamientos urbanos.  Situada en la costa Este, es  elegante, culta y espectacular por todos sus costados. Aunque la capital oficial de la nación es Ottawa, el centro de la vida financiera y comercial es Toronto. Con sus cuatro millones de habitantes, hoy convertida en la primera ciudad canadiense y en la cuarta de toda Norteamérica.

VIsta general de Toronto, con su imponente torre de comunicación, el símbolo tecnológico de la ciudad.

Es monumental el conjunto de sus rascacielos, con mención significativa para la grandiosa CN TOWER que con sus 553 metros de altura es la torre más alta del mundo, constituida en símbolo de la ciudad.

Montreal ronda los tres millones de habitantes y se ubica, privilegiadamente sobre una isla a orillas del río San Lorenzo y junto al Mont Royal, desde cuyos miradores es posible admirar uno de los paisajes más espléndidos del mundo. Europa y Estados Unidos, con su cultura propia y específica se dan la mano en esta ciudad canadiense y precisamente por eso apenas si extraña que cuente con más de 400 iglesias, oratorios, santuarios y ermitas y multitud de lujosos lugares de ocio.

Es ciudad en la que se da la impresión de que en ella nunca se duerme, siendo infinito el número de bares, cabarets y clubs nocturnos. Disfrutan de fama internacional sus festivales de música -jazz- y el Festival Cómico.

Montreal se denominó antiguamente Villa María, por haberse establecido en ella la Misión Católica y tener su sede central la Orden de San Sulpicio. Esto explica la constante influencia de la Iglesia.

 

El Hotel Chateau Fontenac es, seguramente, el mejo hotel de Quebec. Al menos, si es, con seguridad, el más famoso.

Quebec

no alcanza los 700.000 habitantes y tanto su capital como su provincia mayoritariamente hacen gala de su origen francés. En ocasiones, aunque en el contexto de legalidad, las reivindicaciones francófonas y autonómicas saltan a la calle y se hacen noticia. Quebec se precia de contar con los mejores restaurantes fuera de Nueva York, y, única ciudad amurallada de Canadá con un perímetro de 4 kilómetros de longitud, fue merecedora de ser declarada por la Unesco «Ciudad Patrimonio de la Humanidad».

La gente de Quebec se siente muy unida a su tierra y la mayoría disponen de casas en el campo de donde proceden. Vancouver es la ciudad más occidental de Canadá y no rebasa los dos millones de habitantes, que no se cansan jamás de proclamar las maravillas de poder nadar, navegar o esquiar la mayor parte del año, así como poder perderse entre sus bien poblados bosques. Es una ciudad de origen plural, muchos de procedencia asiática, por lo que con razón es considerada entre las más cosmopolitas del orbe.

Calgary, eje y centro de la provincia de Alberta, tiene censados en su área metropolitana un millón de habitantes. Su clima es amable y el sol brilla más que en el resto de Canadá. La Cordillera Oriental de las Montañas Rocosas es uno de los atractivos principales e ineludibles para cualquier programación turística. Lo son asimismo el resto del Parque Nacional de Banff, el Lago Louise y el Parque Nacional de Jasper.

(Fotos: Eduardo Iñigo)

El cartel anuncia la proximidad de la Montaña Española del Oro, y el cercano Lago Español, seguramente recuerdo de antiguos exploradores patrios por tierras canadienses.

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