Tanta gente me habló de ella, la vi en tantas películas… todo el
mundo me decía: “Tendrás la sensación de ya haber estado allí”, “No lo
olvidarás jamás”, “No se puede explicar con palabras”… Bien, dicho y
hecho: hice las maletas y, nerviosa y feliz puse rumbo a la ciudad que
nunca duerme: NUEVA YORK… ¿me acompañas?
Times Square.
El centro neurálgico. Visita obligada nada más llegar; el Nueva York más efervescente en estado puro. Los famosos luminosos gigantes, el mítico “Naked cowboy”… no tienes más que pasear. O sentarte y contemplar. El espectáculo está servido.
Excursión en autobús.
¡Imprescindible! Por un precio nada excesivo (unos 50$) tienes el típico autobús turístico descubierto a tu disposición durante 24 horas. Puedes bajarte y subirte las veces que quieras y en cualquier parada. Hace un recorrido circular y sin apearte si el cansancio ya ha hecho mella, podrás ver el Madison Square Garden, la 5ª Avenida, Broadway, Rockefeller Center, ¡ten tu cámara siempre preparada!
Estatua de la Libertad.
El ferry es gratuito. Un agradable paseo de unos 20 minutos y sale cada media hora aproximadamente. Hay mucha gente en la cola pero es raro que tengas que esperar al siguiente viaje, ya que el barco tiene mucha capacidad. Una mala noticia: doña Libertad está en obras porque sufrió daños debido a un tornado, puedes observarla a una cierta distancia. Impactante igualmente por lo que significa.
Empire State.
Aquí, según la hora, puedes tener mucho tiempo de espera (hasta hora y media por el día). Por la noche se pasa casi directamente. Merece la pena pagar los 33 $ (45 $ si es ticket express y no esperas colas) por subir al piso 86 y ver esa imagen impresionante de la ciudad tantas veces repetida en cine: los rascacielos, el río Hudson… increíble. Muchos souvenirs a la venta, sobre todo los que te recuerdan que en este mítico edificio el mundo tembló mientras King Kong esquivaba helicópteros con una bella rubia en su mano.
Central Park.
El pulmón de la ciudad. Bicicletas, perros, gente tomando el Sol, haciendo deporte… y en el centro, Reservoir: un enorme lago, un respiro en la ciudad. Belleza, serenidad… y al otro lado, como veis en la foto, el Upper East Side.
Ciudad de sorpresas.
Nunca mejor dicho. Te puedes encontrar con el famoso pub McLarens, donde se rodó la conocida serie “Como conocí a vuestra madre” (su nombre real es McGee’s y está situado en la 55 de la 240w). La decoración es diferente a la utilizada en televisión pero si eres fan, podrás ver fotos de los protagonistas, recuerdos, camisetas… También, cuando menos lo esperas podrás ver en la calle auténticos artistas del Hip Hop. Son más que bailarines, verdaderos acróbatas que te dejarán sin habla. ¡Pero atención! De igual manera te puedes encontrar con el mismísimo Brad Pitt en el estreno de su última película en Times Square, con la archiconocida Iglesia de la Cinesiología que tan famosa han hecho Tom Cruise y John Travolta o con el gran y fascinante cementerio donde Michael Jackson rodó su videoclip “Thriller”. La ciudad que nunca duerme siempre tiene cosas para dejarnos sorprendidos a cada paso.
Puente de Brooklyn.
Lo puedes recorrer caminando de extremo a extremo o también en bici. Por debajo pasan los coches (sí; ese tramo que siempre has visto en las persecuciones de las películas de acción) y tienes una maravillosa vista de otro puente no menos conocido: el de Manhattan.
Queens.
El barrio latino. Creerás estar en otro país. Portorriqueños, colombianos… letreros en español, banderas, arepas, bife, “chorizo”… todo al son de ritmos latinos.
Barrio judío.
De repente te parecerá haber cambiado de país y hasta de siglo. Las mujeres, cuya misión es engendrar hijos hasta que el cuerpo decida, no pueden mostrar su cabello una vez casadas, ya que para ellos tiene un significado muy sexual. Se cubren con pelucas muy similares y antiguos tocados, faldas largas, medias oscuras y camisas muy cerradas. Es realmente triste observar sus expresiones. Ellos, todos idénticos: levita y pantalón negro, sombrero, dos tirabuzones a ambos lados de la cara y gafas, debido a un problema genético (los matrimonios se pactan desde que el niño nace, incluso entre niños y familiares cercanos. No pueden decidir por sí mismos. Nuestra guía nos dejó bien claro que nacer siendo judía en Nueva York era una “desgracia”). Pudimos comprobarlo de primera mano.
China Town.
¡Cambio de rumbo total una vez más! El paraíso de las imitaciones: relojes, bolsos, cinturones… un espectáculo pasear por los mercadillos y ver todo lo que te ofrecen (en ocasiones a escondidas). El regateo es lo lógico. Y de fondo, olor a Chop Suey. ¿Estás en China realmente? No, sigues en el mágico Nueva York.
Harlem.
El barrio negro de clase media-baja de la ciudad. No es tan peligroso como el Bronx, de hecho me pareció un barrio tranquilo y lleno de gente amable. Los niños (una vez más como en el cine) jugando al “basket”como auténticos profesionales, mercadillos a pie de calle y algo que no olvidarás en tu vida: una misa Gospel. En Harlem hay muchas iglesias baptistas (dicen que porque hay “más fe que dinero” en el barrio). Las misas son los domingos a las 11. Yo entré en “The Refuge”, uno de los muchos templos. Es un espectáculo ver como las señoras se engalanan con sus mejores ropas, muchas de ellas de blanco total, con lujosos sombreros. Señores muy amables de traje impecable nos reciben a los turistas y nos permiten disfrutar de la celebración religiosa desde los últimos bancos. Canciones, aplausos, lágrimas… estremecedor. Está prohibido hacer fotos así que la imagen que veis está sacada de Google; es el mismo templo en el que estuve (“The Refuge”) y casualmente está sacada desde la misma posición donde me encontraba. Hicieron mención especial y llena de cariño a los turistas, los que por vez primera asistíamos a su templo. ¿Podrás aguantar las lágrimas mientras oyes el “Oh Happy Day” en esas maravillosas voces negras?
Broadway.
Soñemos juntos. Tenía que ver un musical en Broadway. La calle es enorme pero los musicales más importantes están llegando a Times Square. Allí disfruté de “Rock of Ages”. Más de dos horas vibrando con un espectáculo que no olvidaré en el teatro “Hellen Hayden”. Enfrente actuaba Tom Hanks en “Lucky Guy”. Tuvimos la suerte de verlo a la salida (lo dicho, ten tu cámara siempre lista por si acaso).
Metro en Nueva York.
Punto negativo para la gran ciudad: caótico, sucio y difícil de entender si estás acostumbrado al transporte público en España. Por la misma línea pasan varios trenes (¡Cuidado! Puedes coger el equivocado). A veces tarda hasta 20 minutos o más en pasar el que esperas, o si es fin de semana hay líneas que no funcionan. ¡OJO AL EXPRESS! Si te confundes y entras en él, te puedes encontrar al otro extremo de la ciudad sin darte cuenta. ¿Lo positivo? Es barato, funciona las 24 horas y te puedes encontrar con buenos artistas que te ofrecen su arte. Todo es paciencia y preguntar para no equivocarte de línea.
Outlet New Jersey.
¿Busca las mejores marcas a precios asequibles? (ojo, no regalan nada, pero encuentras hasta un 30-40% de descuento). Pues en la estación de autobuses de Times Square coge el 111 en la puerta 222, te llevará directamente y en una media hora a Jersey Gardens, en New Jersey. Todas las marcas, decenas de tiendas… ponte un límite o quemarás la VISA.
World Trade Center.
Llegamos a la “Zona 0”. Impresiona ver las grúas trabajando, la seguridad que hay, el área acordonada. Multitud de pequeños homenajes y placas conmemorativas que rinden tributo a las víctimas y cuerpos de seguridad que también perdieron su vida aquel 11 de septiembre en el que el mundo tembló.
Museo de Historia Natural.
Nuestro viaje llegaba a su fin pero no podíamos perdernos este museo. ¿Recordáis “Una noche en el museo” protagonizada por Ben Stiller? Se rodó aquí. Réplicas exactas de animales de todas las eras, tribus milenarias, dinosaurios, un planetario, incluso una zona dedicada a los océanos y otra al Big Bang y formación del universo. Es muy grande y merece la pena así que vete con tiempo. ¡Ah! No te fíes del exorbitante precio de la entrada: si pones cara de susto te explicarán que es orientativo. Aquí funciona el “pay as you wish”, haces la donación que quieras o puedas.
Vuelvo agotada pero feliz.
¡¡¡HASTA SIEMPRE NUEVA YORK!!!
