Nuestros lectores viajeros

Cusco: Erika von Berliner Espinosa de los Monteros

Cusco reconocida una de las  maravillas del mundo, un viaje apasionante a través del tiempo y la historia, entre lo lógico y lo inexplicable… entre lo místico, la fuerza, y la pujanza de un pueblo, su arquitectura, la astronomía y las matemáticas, entre los sabios de entonces y los de ahora, que aunque saben como lo hicieron, no se atreven a mirar hacia atrás y repetir lo irrepetible….dueños de las alturas, lo difícil y complicado.

Difícil es también pararse al borde de sus precipicios, sin sentir esa  sensación de miedo, ligero temblor en las piernas que obligan a retroceder, a la vez que miro más arriba y veo unas perfectas líneas que marcan los cientos de andenes, donde los grandes Incas plantaban sus extensos sembríos.

Y yo me valgo ello, y empiezo  a crear dibujos con mis pinceles imaginarios, millones de árboles, cóndores volando, cientos de grandes y pequeñas alpacas entre blancas y negras, que ponen el toque mágico a ese fascinante y misterioso lugar, el gran Machu Picchu, por aquí y por allá, no está demás pintar también un grupo de Incas haciendo rodar, esas grandes moles de piedras, que están ahí, las he podido tocar, transmitiendo esa rara energía, que ya me habían comentado y me costaba creer, no sé si me he dejado influenciar, pero he regresado llena de ella.

Contagio mentalmente a los viajeros y les hago eco de esa  rara y desconocida euforia, es como si en el cerebro se agolpasen, miles de ideas, miles de preguntas que van y vienen, este esbozo alusivo a la especie de emociones que en ese lugar se experimenta y que para algunos, incluyéndome, puede sentirse, inagotables de contenidos, buscar explicación porque en grado secundario interesa poseer conceptos menos misteriosos acerca de la ciudad enigmática. El poder de sugestión de Machu Picchu, reside en su misma presencia.