Pilar Blanc White es periodista, y al margen de otras colaboraciones, se ocupade los temas de cine en el programa de Goyo Gonzáles «Edición limitada» en Gestiona Radio. Le encanta viajar, y de su último viaje a París nos deja algunas de sus fotografías.
« El Arco del Triunfo es junto con la Torre Eiffel uno de los monumentos más representativos de la capital francesa. Con sus 50 metros de alto se erige imponente y elegante para rendir homenaje a todos los militares que dieron su vida en defensa de Francia a lo largo de la Historia. Aunque acceder a su interior no es nada fácil por la infernal rotonda donde está situado y las tediosas colas, es una tarea obligada si quieres ver las mejores vistas de los Campos Elíseos y el Barrio de la defensa. «
«Cuando en el año 1889 se inauguró la Torre Eiffel nadie se podía imaginar que esa estructura metálica de 300 metros se convertiría, no sólo en el monumento más famoso de París, sino en su seña de identidad a nivel internacional. Esta foto fue tomada mientras paseaba con mi pareja por las orillas del Sena. París es ante todo la ciudad del amor y la torre Eiffel es por excelencia la cómplice de los miles de amantes que la visitan.!
«El río Sena recorre la ciudad del amor y alberga más de 30 puentes y pasarelas de todo tipo. Aquí estoy en uno de los múltiples puentes disfrutando de un día soleado y de las hermosas vistas. Visitar París es sinónimo de hacer cientos de fotos a cada cual más hermosa.»
«Aunque el paso del tiempo ha hecho mella en el grandioso Palacio de Versalles, cuando uno lo visita por primera vez es imposible no quedarse sin respiración. Desde el momento en el que los ojos vislumbran el colosal conjunto arquitectónico una se siente la mismísima María Antoñeta, en el hogar del lujo por antonomasia.»
«No sólo el interior del Palacio de Versalles merece la pena visitar , sus inmensos jardines parecen sacados de otro mundo. Un mundo perfecto, medido al milímetro donde cada paseo o estanque tiene una finalidad estética. Con la ayuda de un mapa, por la cantidad de laberintos que había, y la con música clásica de fondo, se me fue la imaginación varias veces pensando en las increíbles fiestas que los reyes de Francia tuvieron que organizar allí. Y en todos los secretos que esos arbustos podrían contarnos…»
