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En Gran Canaria, en verano, nos vamos de parranda

Es bonito y sorpresivo llegar al alojamiento e ir viendo cómo en las calles y zonas previas a nuestra destino vacacional, banderolas, carteles y alguna que otra música de verbena nos dan algunas pistas para descubrir que hemos llegado en el mejor momento, en las fiestas patronales, cuando  propios y visitantes disfrutan de unos días de enorme ajetreo y diversión.

Si ya está preparando las maletas porque Gran Canaria le espera o es de los rezagados que ha ido a último hora a la agencia o se ha metido en internet para ver dónde puede ir este verano y ha elegido esta isla, permítanos que le empujemos un poquito más en su decisión. Agosto y septiembre enmarcan las fiestas más populares y representativas de la isla de Gran Canaria, empezando por la Rama, en el municipio de Agaete, las fiestas de la Virgen del Pino, Patrona de Gran Canaria, y El Charco, en la Aldea de San Nicolás, el punto más remoto geográficamente hablando de este territorio insular.

 

Papagüevos, lo más parecido a gigantes y cabezudos como se conocen en la Península y ramas de palmeras, son los dos elementos más significativos de las fiestas más cercanas en el calendario, la primera semana de agosto, concretamente el día 4, en el municipio norteño de Agaete, la Rama.

Papagüevos, lo más parecido a gigantes y cabezudos como se conocen en la Península y ramas de palmeras, son los dos elementos más significativos de las fiestas más cercanas en el calendario, la primera semana de agosto, concretamente el día 4, en el municipio norteño de Agaete, la Rama.

Dice la tradición, que los habitantes aborígenes de esta zona, agitaban ramas de palmera para que los dioses mandaran lluvias y la tierra diera sus frutos, en un valle donde la vegetación es exuberante y rica. Esta costumbre se hizo ley y cada 4 de agosto, propios y foráneos bajan desde el valle hasta el Puerto de Las Nieves agitando las ramas y pidiendo la bendición para sus tierras, siempre acompañados de la música de la Banda de Agaete.

Con este sonido tan peculiar, niños, jóvenes, adultos y no tan jóvenes amanecen bailando y agitando ramas, entre auténticos profesionales que, sobre vertiginosos zancos, y totalmente cubiertos con enormes cabezas, ruedan y ruedan entre los miles de asistentes a esta tradición llena de simbolismos. Si desea conocerlos mejor hasta puede visitar el Museo de la Rama, donde son los protagonistas más importantes, ellos, los Papagüevos.

En Teror, la fiesta esta y se disfruta en la calle con la participación entusiasta de los vecinos.

En Teror, la fiesta esta y se disfruta en la calle con la participación entusiasta de los vecinos.

Un mes más tarde, el fervor de esta tradición se quita este aire pagano y se envuelve en un aire religioso y de fervor de un pueblo que rinde honores a su Patrona, la Virgen del Pino, en el pueblo de Teror, en las medianías de Gran Canaria. Los 21 municipios de la isla están presentes en este homenaje, primero en forma de romería, en la que cada carretas de cada uno de estos pueblos, presenta ante su Patrona, lo mejor que da su tierra y al día siguiente, 8 de septiembre, en una Misa Solemne.

El momento de la aparición de la Virgen del Pino siempre ha estado envuelto en un halo de misterio, existiendo todo tipo de versiones, algunas más o menos piadosas y otras que quitan al asunto todo carácter sobrenatural y hasta dan referencias de la persona que se trajo la talla desde España. Sin embargo, la tradición popular cuenta como hacia el año 1481 la imagen de la Virgen María apareció de manera sobrenatural en lo alto de un pino situado en las inmediaciones donde años más tarde sería levantada la Basílica que la alberga.

Los diferentes reconocimientos del pino de la aparición de la imagen de la Virgen estuvieron orientados a la comprobación de la tradición. El pino de la aparición, robusto y ejemplar autóctono, tuvo 41,75 metros de altura y 6,72 metros de circunferencia.

Las fiestas, bailes y tadiciones populares en GRan Canaria cuentan con gran aceptación no solo de los vecinos de la isla sino de los muchísimos forasteros que visitan la zona durante estos días de celebración.

Las fiestas, bailes y tadiciones populares en Gran Canaria cuentan con gran aceptación no solo de los vecinos de la isla sino de los muchísimos forasteros que visitan la zona durante estos días de celebración.

Sin embargo, la extraña lápida que sirvió de pedestal a la virgen, con huellas podomorfas grabadas en la piedra, sólo fue vista por los pocos que subieron al alto pino, ya que la misma desapareció al caer el árbol. Señala la tradición que la aparición tuvo lugar el 8 de septiembre de1481, siendo venerada la imagen desde entonces, además de por unos pastores, por el propio Fray Juan de Frías, obispo de la entonces Diócesis de Canarias. De acuerdo con el relato tradicional, todo esto ocurría cuando se estaba culminando la conquista de Gran Canaria , que tuvo lugar entre 1478  y 1483.

Si de verdad quiere saber cómo vive el grancanario, estas Fiestas de la Virgen del Pino serán la mejor representación de la cultura y el fervor de un pueblo que tiene en la Basílica de Teror a su representante más querida.

 

Fiestas de El Charco en la aldea de San Nicolás.

Fiestas de El Charco en la aldea de San Nicolás.

Y cerrando la época estival volvemos a otra representación, también de tradición centenaria, en el extremo más alejado del territorio insular, La Aldea de San Nicolás, enmarcada entre enormes acantilados, con la pesca y la agricultura como principales fuentes de supervivencia de la población local, y con una forma muy especial de entender la vida.

Basada en la tradición prehispánica,  en el marco de las fiestas patronales de San Nicolás, cada 11 de septiembre se celebra en La Aldea la singular fiesta del Charco, que revive la costumbre del antiguo pueblo canario de embarbascar en los charcos costeros.

Al final del barranco de La Aldea se formaba una gran charca que recibió el nombre de La Marciega. En ella los canarios pescaban utilizando la técnica de narcotizar o embarbascar los peces con sabia de cardones y tabaibas. Esta técnica pesquera aborigen se transformó con el transcurso de los siglos en una fiesta singular.

 

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