Fotos, fotos, fotos

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El que avisa no es traidor

«Cartel fotografiado en la Isla de Vancouver, en la Columbia Británica, Canadá. Los viajeros saben que en cualquier momento podría darse la aparición de un tsunami. Quizás parezca un poco exagerado, pero como dice el refrán más vale prevenir. El cartel no deja de sorprender a los turistas que han convertido el anuncio de la catástrofe en sujeto protagonista de sus fotografías. Un bonito recuerdo para llevar a casa, siempre, claro, que no haga su aparición el temido fenómeno acuático». (Eduardo I. Nahmias, Marbella )

Estrellas en Viena

«Yo pensé que estas estrellas solo existían en Holywoood y cual no sería mi sorpresa cuando al pasear por una de las calles de Viena me encuentro con un buen grupo de ellas dedicadas a los grandes compositores de música clásica. La verdad es que en la capital austríaca todo es música. Yo recomiendo a todos los que vengan a esta ciudad que no dejen de escuchar alguno de los muchos conciertos que se ofrecen a diario. Y si luego se pueden permitir una tarta de chocolate en el mundialmente famosos café Sacher, pues mejor que mejor.» (Palmira Vanegas, Madrid)

Cementerio alemán en Yuste, Extremadura

«Camino del Monasterio de Yuste y a poca distancia del mismo,  descubrí este pequeño cementerio donde están enterrados un buen número de solados alemanes, algunos fallecidos conapenas 20 años de edad, al parecer pertenecientes a la tripulación de un submarino hundido en aguas del Mediterráneo durante la II Guerra Mundial. Sobrecoge imaginar los últimos minutos de estos muchachos en el interior del submarino  mientras los cazas británicos disparaban hasta hundirlo. La lectura de sus nombres y sobre todo las fechas de nacimiento y muerte de cada uno de ellos da una idea de la tagedia que siempre supone una guerra.» (Rosa Gonzalez, Santander)

Cuidadín con el cigarrillo

«El cartel lo dice bien claro: NO FUMAR,perro bravo suelto. El loco se cree bombero y ATACA cuando ve humo.PELIGRO. Asi que nadie se queje después. El chucho tiene malas pulgas y vocación de bolbero, y en cuanto ve humo se lanza a por el causante del mismo, y al parecer con bastante mal genio, asi que a nadie se le ocurra fumar. El cartel está colgado a la puerta de un bar de Bogotá, aunque seguro que también lo está en otros muchos lugares, ya que al menos, haya perro o no, es motivo de comentario por lo curioso del mismo. No obstante, por si acaso existe el can en cuestión, más vale no hacer amago de encender un pitillo. Por si las moscas…» (Autora Fdz. Pozo, Cartagena)

Un Club muy especial

«Puede que sea solo una historia de fanfarrones y que todo quede en eso, pero los que dicen ser miembros del Mile High Club, aseguran y afirman contundentemente haber hecho el amor a bordo de un avión en vuelo. De hecho esa es el único requisito necesario para formar parte de tan exclusivo club. Desde los primeros tiempos de la aviación comercial hacer el amor a bordo, mientras la nave vuela tranquilamente ha sido motivo de fantasías de unos y otras. La verdad es que las características de los aparatos no facilitan mucho la cosa ya que apenas hay espacios ajenos a las miradas del resto de pasajeros, como no sea el baño. Pero las dimensiones del baño son tan reducidas que habría que hacer verdaderos malabarismos para consumar el acto. No obstante al parecer hay miles de miembros del club que, seguramente, asegurarán con todo lujo de detalles que lo han hecho y a completa satisfacción. Pues bien, si así  es, que sea.  La polémica hora se reduce a saber si hacer el amor en el baño de un avión incurre en delito o no. En el Reino Unido, por ejemplo, según el Acta 2002 de Delitos Sexuales, ser pillado in fraganti supondría una pena de seis meses de prisión. En otros casos dependería de las leyes de los países  de partida y destino, y sobre que se estuviera sobrevolando. Contacto: www.milehighclub.com  Por cierto, yo no pertenezco al club lamentablemente. «(Marco Valdivia, Ecuador)

Números de habitación

“La verdad es que soy de los que a veces me agobio al llegar a un hotel y encontrarme con que todo está automatizado, todo es “inteligente” y la robótica se apodera de la habitación y hasta del ascensor. Me pasó no hace mucho en el Parador de Alcalá de Henares, excepcional por otra parte. Es tan moderno su sistema de encendido de luces, levantado y bajado de persianas, que necesitas un libro de instrucciones para enterarte. Claro que de eso a la inconcebible señalización del hotel en el que me hospedé el otro día, va un mundo. No quiero decir el nombre del hotel para no herir la sensibilidad de sus regentes, una familia encantadora. Pero juzguen ustedes. Me pasé más de 20 minutos tratando de encontrar mi habitación. La  numeración de las habitaciones era un caos, imposible de seguir una pauta determinada, ni números seguidos, ni pares y nones, ni nada., Y como ejemplo, ahí va la foto. La habitación 109 está justo al lado de la  141. ¿De locos, no? Pues eso”. (Lorenzo matas, Madrid)