Groenlandia es uno de esos destinos que figuran entre los más deseados del planeta, sobre todo por los amantes de la naturaleza, los paisajes y los deportes al aire libre. Y no es de extrañar, esa impresionante isla está repleta de fiordos, glaciares, icebergs, montañas y casitas coloridas de madera que salpican un sorprendente paisaje que en los meses de verano se nos ofrece en todo su esplendor.
Una de las maneras más cómodas de recorrer su costa es a bordo del “MS Fram”, un impresionante buque de doble casco de la compañía naviera Hurtigruten que realiza en estos meses la ruta desde Isimiut a Ukkusissat navegando por la costa Oeste entre aguas gélidas, sorteando los enormes icebergs que flotan a la deriva, ofreciendo unas vistas majestuosas.
Esta compañía ya tiene experiencia en rutas parecidas desde que en 1.893 decidió construir un barco que sirviera para unir las localidades costeras de Noruega. Desde el momento en que el “MS Vesteralen” comenzó a navegar, quedó constituido el servicio que se bautizaría como “El Expreso del Litoral”. Pero Hurtigruten no ha dejado de abrir nuevas rutas que sirvan para que miles de viajeros de todo el mundo cada año conozcan los destinos más inhóspitos: desde las costas de Noruega, pasando por Groenlandia, La Antártida, Escandinavia o los países del Norte de Europa.
Uno de los viajes más solicitados en Junio y Julio es el que permite recorrer la costa Oeste de Groenlandia, desde Isimiut a Ukkusissat, más de trescientos kilómetros en los que se visitan las ciudades más importantes como Sisimiut, una localidad de 5.200 habitantes que basa su economía sobre todo en la pesca o como Qequertarsuaq, otra de las localidades importantes que en los siglos XVIII y XIX basó su economía en la industria ballenera, y que hoy en día es conocida por la Estación de Investigación Ártica, pionera en el estudio de la fauna y la flora autóctonas.
El barco recorre lentamente el litoral hasta llegar a Uummannaq, situada en un entorno de excepcional belleza paisajística, al pie de una majestuosa montaña de 1170 m. de altura. El pueblo cuenta con un pequeño puerto repleto de barcos pesqueros y con un coqueto restaurante que acoge a los pocos turistas que se acercan hasta este alejado rincón en los confines del mundo.
La siguiente parada, la pequeña comunidad de Ukkusissat, es el punto más al Norte al que llegaremos. Este asentamiento, que en los años treinta fue punto de partida para la expedición de Alfred Wegeners, está situado en un paraje natural de singular belleza. Las dimensiones del barco impiden que atraque en los pequeños puertos costeros y el desembarco de los pasajeros se realiza a través de potentes barcas neumáticas.
El barco regresa bordeando de nuevo la costa. En el camino nos encontraremos enormes trozos de hielo flotando en las gélidas aguas provenientes del glaciar Eqip Sermia. El auténtico espectáculo es esperar a que alguno de los enormes bloques de hielo del glaciar se desprenda y caiga al mar.
A pocas millas naúticas nos espera Ilulissat que significa “Los glaciares”. Es la tercera ciudad más grande de Groenlandia, con una población de 5000 habitantes aproximadamente. Ilulissat se levanta en sobre el majestuoso fiordo del mismo nombre, que en 2004 fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aquí, enormes icebergs se amontonan en la boca del fiordo, justo en los límites de la ciudad. Tienen su origen en el glaciar Jakobshavn, uno de los más productivos del hemisferio norte.
El viaje continúa con un acompañante muy especial y que no descansa en estos meses: El Sol. Durante las 24 horas del día hay claridad y se tiene que recurrir a las cortinas y persianas para poder conciliar el sueño. La próxima parada es en Itilleq cuyo nombre en lengua inuit significa “hueco”. Un pequeño asentamiento de apenas 150 habitantes situado a poco más de 200 metros del Círculo Polar y que destaca por su espectacular entorno repleto de montañas y glaciares. La población es muy amable y nos enseña sus casas y comparte un café con todo el que se acerca, es imprescindible manejarse en el lenguaje de signos para poder entablar una mínima conversación con los ancianos anfitriones.
El viaje va terminando pero el último día nos tiene una gran sorpresa preparada. A bordo de autobuses 4×4 nos aproximamos al glaciar Russell, una inmensidad de hielo que deja sorprendido a todo aquel que lo observa y lo pasea. En el camino pararemos a observar el frente de un glacial y nos cruzaremos con algún buey almizclero o zorros árticos, lo más numerosos de la fauna local.
Toca regresar desde el pequeño aeropuerto de Kangerlussuaq, con la cámara repleta de fotografías impresionantes y con la certeza de haber visitado uno de los más increíbles lugares, apenas explotado aún, donde se puede disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor.
Más información: www.hurtigrutenspain.com/es/groenlandia_home.php
Texto: Alberto Granados
Fotos:Albrto Granados y John Willmot
