Famosos

Josto Maffeo, periodista

    Periodista de raza, corresponsal del diario italiano Il Mesaggero, colabora cada semana en el programa “No es un día cualquiera” de Pepa Fernandez en RNE, así como en Tele 5. En ambos medios, radio y televisión, se ocupa de la lectura e interpretación de los periódicos. Es un apasionado amante del Sahara  adonde viaja con mucha frecuencia. El desierto es su otra casa. Ha escrito el libro “Sahara: un viaje a la sabiduría de las gentes del desierto.” Los suyos, no son desde luego, viajes trillados.

             

1.- ¿Cuál es su idea de paraíso para pasar unas vacaciones?

Depende de lo que busque en un determinado momento. Amo la aventura controlada, amo mi Sahara, en toda su extensión geográfica, y sobre todos sus gentes. Ya son décadas de frecuentación y siempre es una nueva aventura. Aventura humana.

No descarto el viaje a otros lugares, todo me interesa. Pero siempre con una característica. Llegar como amigo curioso y respetuoso, intentar penetrar – con todas las limitaciones impuestas por el tiempo, en la sociedad que visito. Frecuentar de cerca, huir de los circuitos standard, estar más con los lugareños que con los turistas.

Y luego, no muy largo, un descanso solitario, o casi, siempre lo contemplo para descansar, contemplar las estrellas, admirar un panorama, levantar la mirada hacia esas montañas…

 2.- ¿Adonde iría ahora mismo si pudiera, y por qué?

Ahora mismo, así, de pronto, a perderme unos días con una familia de nómadas amigos. Un pozo, media docena de palmeras, unas cuantas cabras, un perro, dos burros, un dromedario y cuatro o cinco niños con sus papás. Alrededor, tierra quemada por el sol, dunas doradas y el silencio. No voy a decir dónde. Es uno de mis pequeños paraísos.

 3.- ¿A qué lugar no volvería nunca, y por qué?

A cualquier lugar en el que me coloquen en una fila, con alguien que cuenta el rollo (algo que un viajero no necesitaría si leyera antes de partir) y te dice: “Cinco minutos para las fotos, qué sale el bus…”.

 4.- En vacaciones ¿qué es lo que más le apetece hacer?

Encontrar a la gente. Comer en sus casas. Charlar largo y tendido. Empaparme de lo que me rodea e intentar comprender. Y hacer amigos.

 5.- ¿Lugar ideal para pasar un fin de semana?

Si es para descansar y bajar el ritmo, una cabaña en un bosque, colina o media montaña. Con nieve, en invierno.

 6.- ¿Cuál es su mejor recuerdo de unas vacaciones?

Fue en 1976, cuando en Calcuta, sin quererlo, me tropecé con leprosos, mendigos, desahuciados, seres humanos recogidos por las calles de esa megalópolis por un tropel de mujeres y jóvenes que echaban un cable. Un ritual de todos los días. Para intentar salvar a esa gente abandonada o darle dignidad en la muerte.

Allí, en Khaligat, en un sótano del templo de la terrible diosa Khali, sujeté la mano de moribundos en sus últimos momentos. Regalé y me regalaron sonrisas que tengo grabadas en mi mente. Y fue la primera vez que tuve noticia de una pequeña albanesa aún poco conocida. Me enamoré de Ella. Se llamaba y se llama Teresa de Calcuta. Un gigante de mujer.

 7.- ¿Y el peor?

No sé si fue el peor, pero uno sí que fue alucinante: un viaje a España en 1977. Era diciembre, en Italia había huelga total con todos los aviones en tierra. Al final, la gran aventura. Desde La Malpensa, Milán, llegué a Madrid por Irún, pero pasando nada menos que por Zurich. Tres días y pico y muchos cambios de trenes.. Interminable.

 8.-       ¿Qué es lo que siempre se lleva de viaje, eso que le resulta de todo punto imprescindible?

Tengo la tendencia a llevarme de todo, exagero un poquito, pero tener aparatos, algo de tecnología y sus sustitutos que no se averíen y no necesiten pilas (por ejemplo una brújula a pesa de los Gps), eso es lo primero. De cualquier manera, depende de si se trata de un viaje itinerante o de una estancia sin moverme mucho.

 9.- ¿Qué es lo que más echa de menos cuando está fuera de casa?

¿La verdad? Nada. Todavía no he tenido morriñas durante mis viajes.

 10.-¿Cual es su Parador favorito?

El Conde de Gondomar de Bayona la Real. También porque por ahí tuve charlas apasionantes con el amigo Gonzalo Torrente Ballester, que veraneaba en La Ramallosa.

 11.-¿Qué es lo que más odia de los viajes?

Odiar, odiar… nada. Pero sí intento huir de italianos y españoles. Me gusta empaparme de lo local. Lo peor que pueda pasarme es encontrar a alguien, como al clásico vecino del quinto, y acabar almorzando con él.

 

 

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