Marrakech es uno de esos lugares imprescindibles que un buen amante de los viajes debe conocer. Un par de días dan de sí para recorrerse la ciudad entera a pie, perderse por sus laberínticas calles, empaparse de los aromas que desprenden las especias y el cuero en los miles de puestos del zoco y en general en cualquier esquina de esta ciudad imperial marroquí, caracterizada por el tono rojizo de sus edificaciones y murallas.
Si decides visitar este colosal oasis del sur de Marruecos, situado en la falda del Atlas y a media hora en coche de la costa atlántica, os recomendamos desde Ganasdeviajar.com que os instaléis en el meollo de la Medina. La Medina es la ciudad vieja de Marrakech. Una zona sagrada y fortificada abarrotada de mezquitas, madrasas, palacios y riads. Y es precisamente en uno de estos riads dónde te recomendamos que te hospedes si te aventuras a conocer esta romántica ciudad conocida como “La Perla del Sur”.
Si como viajero te gusta la comodidad, la atención de un servicio exclusivo y la tranquilidad, tu riad es el Abracadabra, situado a tan solo 3 minutos andando de la plaza Djeema el Fna, una de las plazas más concurridas de África y del mundo, en la que se citan acróbatas, cuenta-cuentos vendedores de todo tipo, bailarines, encantadores de serpientes y músicos durante el día. El Riad Abracadabra posee un encanto excepcional, manteniendo la estructura de una antigua casona con patio central donde el agua está siempre presente. Los colores, texturas y fragancias del mundo islámico perviven en este mágico patio central que ejerce de distribuidor para acceder a la escalinata que sube a las habitaciones, ocho en total cada una diferente y distribuidas en dos plantas. Las hay para dos, tres y hasta cuatro personas, con salón, vestidor y biblioteca. Los acabados son comunes: suelos de gres originales, tabiques de tadelakt, alfombras bereberes y ventanas con rejas mozárabes. Toda una sabia combinación de tradición marroquí y confort colonial envuelto en blanco inmaculado.
La azotea del riad es otro punto fuerte a destacar de este lugar, donde uno puede subir a degustar sus sofisticados desayunos, tomar un cocktail junto a su piscina o beber alguno de sus exquisitos tés a la menta y quedarse perplejo con las fastuosas puestas de sol que ofrece Marrakech.
En resumen, el Riad Abracadabra cuenta con ese carácter árabe de una arquitectura delicada y ornamentada donde el encanto del pasado pervive en cada detalle de este antiguo palacete, restaurado y adaptado por la catalana Inés Bultó, para cumplir con las expectativas de comodidad y placer del viajero más exigente.
Texto: Chema Iñigo Piniella
Lugares de Interés:
Plaza Djeema el Fna
Zocos de Mercaderes
Palacio El Badi
Mezquita Koutoubia
Palacio de la Bahía
Tumbas Saadíes
Jardines Majorelle