Puerta de acceso a Caray. Interiorismo de Lorenzo Castillo.
El nombre seguramente le iría mejor a un tablao flamenco, pero lo cierto es que en un restaurante hay cosas más importantes que el nombre. Hay cuatro elementos que definen perfectamente a un restaurante: la cocina, el local y su ubicación, servicio y ambiente.
En el caso de Caray, las cuatro premisas quedan perfectamente solventadas con puntuación generosa.
Se ubica en pleno barrio de Salamanca, en una calle emblemática, Hermosilla 2, junto al Paseo de la Castellana, y en una de las esquinas del Gran Hotel Fénix, aquel en el que se alojaron los Beatles cuando actuaron en Madrid. Los más veteranos todavía lo recuerdan. El local tiene unas dimensiones generosas, con una isleta central que ejerce de barra de espera y que permite una vista general del salón. Lorenzo Castillo, de merecido prestigio en la decoración de interiores, se ha ocupado dar a los 200 metros del establecimiento, un ambiente elegante sin atosigar, agradable y acogedor.
Miguel y Adrián Román, segunda y tercera generación en la cocina
En los fogones ejerce Miguel Ángel Román con un entusiasmo digno de alabanza, restaurador de toda la vida en La Montería, garantiza el resultado. Adriñan, como su padre, se declaran amantes de la caza que tratan y miman de manera extraordinaria. El pato azulón, él ánade real, son platos principales en Caray. Las carrilleras de jabalí, los costillares de corzo la perdiz estofada y el venado, completa un panorama cinegético espectacular. La cocina de Caray es una cocina de siempre, pero bien hecha, elaborada con materas primas de primerísima calidad, con el punto de cocción perfecto y seguramente en ello reside su éxito.
La carne en Caray, junsto en su punto.
Un servicio eficiente y eficaz, que apenas se deja sentir, ayuda a que el comensal disfrute. De los vinos se ocupa el somelier Valerio Carrera, experto catador, colaborador en esta tarea de probar vinos, de la revista Gourmet, que ofrece de su bodega de 200 referencias, el vino adecuado para cada plato.
He estado solo una vez y quizás sea necesaria una segunda ocasión para refrendar lo dicho, pero el día en que estuve, el salón estaba lleno, un ambiente animado, con gente guapa, y algún famoso. Disfruté de la comida y la bebida, y me fui con el deseo de volver. ¿Qué más se puede pedir?
Caray abre ininterrumpidamente de 131 a 24 horas, de domingo a miércoles. Y de jueves a sábado de 13 a 1 de la mañana. La cocina, aseguran, está a punto a todas horas, lo cual añade una ventaja adicional.
Texto:José María Iñigo
Fotos: Belén Serrano
Restaurante Caray – Hermosilla, 2 Madrid – Tel. 91 4857801
