Entre copas / Mesa para dos

Enrique, de Granada, un bar con sorpresas

Es dificil encontrarlo. Hay que ir con los ojos bien abiertos para dar con él. Pero ahí está, a dos pasos de El Corte Inglés. Es un bar mínimo, que además está siempre abarrotado. El aspecto no presagia nada bueno. Craso error, pr que dentro todo son sorpresas. Los amantes del buen vino encontrarán verdaderos tesoros que además se pueden pedir por copas. Incluso un Petrus dormitaba en una de sus vitrinas. Pero eso son ya palabras mayores. Los que no piden cerveza se decantan por una excelente sangría, anunciada a la puerta en un cartel escrito a mano con tiza. Como antaño. Las paredes están abarrotadas de buenas críticas publicadas en periódicos y revistas. Carlos Herrera adora este bareto. Lo dice en un artículo clavado en la pared.Y Andrés Proensa, uno de los gurus famosos del vino también ha dejado escrita su opinión que es extremadamente elogiosa.

La barra es minúscula, como el local. Hay un comedor interior en el que se pueden degustar excelentes conservas, deliciosos quesos, ventresca con pimientos de piquillo, buen jamón, y cositas muy ricas. Este bar es uno de los lugares de imprescindible visita cuando en Granada. No tiene pérdida, frente al Teatro Isabel la Católica, en la Acera del Darro, 8.

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