De Parador en Parador

Parador de Vielha (Lleida), entre paisajes verdes y blancos.

Por si algo faltara, además y en plenitud de naturaleza, el Parador de Vielha cuenta con un “Spa” integrado y se alza en una zona de belleza muy singular, a un par de kilómetros de la capital del Valle de Arán y cerca del túnel que garantiza la comunicación invernal de esta comarca con el resto de Cataluña y de España. Los paisajes verdes y blancos se suceden en continuidad, presidido siempre por la resplandeciente y mágica luz del Pirineo leridano. La construcción del Parador respondió a cánones supuestamente vanguardistas con perfiles que se resuelven en el más puro estilo constructivo del tiempo del desarrollismo. El edificio consta de cuatro plantas con frente de balcones y mirador. En su interior la madera juega a dar calor amable al conjunto.

Huelga decir que con estas circunstancias y emplazamiento, el Parador es enclave ideal para esquiadores, excursionistas y amantes de la naturaleza en sus aspectos más deportivos.

Desde sus mismas dependencias, el Parador ofrece perspectivas fantásticas que incitan a decidirse a recorrer las rutas trazadas y explicadas como corresponde. Concretamente desde el restaurante circular acristalado, la contemplación de la naturaleza es eje excepcional, aunque lo torne exquisitamente terrenal y gastronómico la obligada degustación de la olla aranesa o cocido de alubias, arroz, puerros, apio, fideos gruesos y carne de bovino o vacuno. Es recomendada también la trucha condimentada con perejil, estragón, sal, pimienta, vinagre y grasa de cerdo. Para la elaboración de su rico paté se hacen suculentamente presentes el picadillo de hígado, papada e intestinos sazonados con pimienta y sal, bien sea de vaca o de cerdo. Los “civiest” de rebeco hacen aligerar el camino sobre todo terminando la comida con ciruelas maceradas en coñac.