San Sebastián ha sido la elegida. Después de Salamanca que lo fue en 2002 Donostia y Madrid en 1992, ha resultado ser la que ha conseguido la deseada nominación “gracias a su compromiso por superar su historia de violencia a través de la cultura” según reza el fallo.
Cualquiera de las otras ciudades españolas aspirantes a conseguir la preciada nominación, Burgos, Córdoba, Las Palmas, Segovia y Zaragoza, contaban con argumentos suficientes para igualmente haberse alzado con la nominación, pero finalmente el jurado se ha decantado por San Sebastián. En hora buena y enhorabuena.
Juan Carlos Izaguirre, el nuevo alcalde la ciudad, no ha tardado en tomar la palabra al conocer la noticia: «No quiero olvidar al resto de ciudades participantes, todas ellas merecedoras [de la designación] por el trabajo realizado. Ser elegido es un honor pero lo verdaderamente importante es la experiencia vivida, el trabajo conjunto, la ilusión, lograr unos objetivos de manera participativa. Del camino andado en estas experiencias siempre quedan unos posos, que son el abono para nuevas ideas, nuevos proyectos. Se abre un proceso de ilusión en el que esperamos seguir sumando nuevas aportaciones y en el que se fortalecerá la participación ciudadana. Se impulsará nuestra lengua y cultura se trabajará por un nuevo periodo de normalización política y pacificación en nuestra tierra que culminará con una Donostia abierta al mundo y receptiva a todas las culturas en un marco de respeto democrático a todas las personas y a todos los pueblos. Este proyecto ha conseguido unir a personas e idolologías diferentes».
Juan Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza está indignado con tal designación. Ha dicho que «hubiera preferido que ganara cualquier otra candidatura» porque «dejar en manos de un partido de esas características el control de la candidatura española es un dislate». La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino y exalcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, tampoco pare estar feliz con la noticia. Al enterarse de la designación ha dicho que es » un magnífico error».
