“Roma, Estambul, Paris, Londres, Cerdeña, Costa Rica, México y… tantos otros lugares maravillosos que me remueven por dentro cada vez que recuerdo mirando las fotografías -ya digitales- que meticulosamente me gusta clasificar en mi ordenador a mi regreso.
Un viaje lo asociamos a momentos precisos de nuestra vida, con personas concretas. Viajar me hace sentir viva, “redescubrirme”. Este verano la brújula viajera me situó en Ámsterdam, una ciudad húmeda, por sus canales; bien comunicada, gracias a sus tranvías y las bicis y “manejable”, aparentemente en pocos días llegas a conocerla.
Posee una gran variedad de museos: el impresionante Van Gogh o el Rijksmuseum y ofrece la posibilidad de navegar por sus canales, impregnarnos de la mezcla de aromas del mercado de las flores o entrar en los coffee shop. Ámsterdam, por todo esto, destila romanticismo, encanto, erotismo -con su conocido barrio rojo- y una gran sensación de LIBERTAD. La ciudad sin prejuicios. ¿Mi próximo destino? Una escapada otoñal de cuatro días a Praga y el próximo verano, mi continua búsqueda interior me guía a visitar a una buena amiga, a la India. Así es la vida, un incesante y largo viaje introspectivo para llegar a conocernos.”
Estefanía Nussio, periodista – Ámsterdam, verano 2011