La oferta culinaria de Marbella es tan extensa como irregular. La verdad es que hay lugares para todos los gustos y bolsillos y dejando a un lado, para otro día, a Dani García en su Calima del Hotel Meliá Don Pepe, en pleno éxito, hoy nos fijaremos en tres restaurantes muy concretos.
La Tirana (La Merced Chica -Tel. 952 863424) es uno de los clásicos de la Marbella de los años 80 y anteriores. Instalado en una casita de campo, vivienda que fuera del pintor Vicente Viudes, decorada con mucho gusto dispone de dos comedores, uno para invierno en el interior, pequeño y coqueto, y otro en un jardín fantástico en el que da gusto estar. Realmente las mesas del jardín andaluz perfectamente cuidado son el principal atractivo del restaurante, mucho más que la cocina, dicho sea de paso. En la carta no hay mucho destacable y tiene los mismos platos desde hace décadas sin concesiones a novedades o soluciones imaginativas, que por el precio se podría esperar. Lo mejor es ir sobre seguro.Buena ensaladilla rusa, buenas albóndigas, y discreto confit de pato. Y pare usted de contar. Pero la verdad, qué más da si el entorno hace olvidar carencias culinarias que parecen preocupar bien poco a Manuel, el simpático propietario del establecimiento.
Entre los nuevos, L’Impronta (Avenida Salamanca, locales 14 y15 San pedro de Alcántara – Tel. 952 785943) es el más interesante. Su propietario es Paolo Guirelli, posiblemente el restaurador más popular de la zona, gracias a los muchos éxitos de La Meridiana que él creó y mimó durante tantos años hasta su traspaso. Anteriormente ya había tenido restaurantes en el pueblo y en Puerto Banús, Don Leone y Don Leone del Puerta y Da Paolo. Se había retirado, pero circunstancias sobrevenidas han hecho que aparque su dorada y querida jubilación anticipada de la hostelería para encargarse durante un tiempo de esta nueva aventura, no pensada en un principio para él. L’Impronta es un restaurante italiano de lujo, con precios acordes. Decorado con gusto, muchos cuadros y otros elementos proceden de La Meridiana con lo que sus antiguos clientes se encuentran como en casa. También de eso se encarga Paolo, profesional donde los haya, conocedor del negocio, y con una agenda de amistades interminable. Ubicado en la ampliación hacia el mar de San Pedro de Alcántara no parece el mejor lugar para un restaurante de esta categoría, pero tampoco esto parece importar a sus clientes. Dispone de unas pocas mesas en una terracita, y un pequeño bar de espera a la entrada. Los ricos y famosos llenan sus mesas, todos parecen conocerse y el ambiente distinguido y animado está asegurado. Buena pasta y magnífico Robespierre. Servicio muy atento y profesional.
Y por último Merchán (Calle San Gabriel, 8-Tel. 952780134) en el centro de San pedro de Alcántara, es una taberna en la que es “pescaíto” frito en todas sus variantes es la principal atracción. El éxito de este pequeño restaurante, año tras año, sería digno de estudio. En verano no hay comedor interior, se come en la calle, en la mismísima calle, no en una terracita, sino en medio de la rúa. El género es bueno y el servicio lento, muy lento, lentísimo. Y aun así, suele lucir siempre el cartel de no hay mesa. La desesperación de los clientes ante la parsimonia de los camareros se olvida pronto en cuanto llegan las viandas. Cazón, chopito, victorianos, sardinas, boquerones con limón y sin, o sea lo de siempre, pero muy rico. No hace falta ver la carta. Hay que reservar con tiempo.