El Parque Natural de Somiedo, declarado reserva de la Biosfera por la Unesco y hábitat natural del oso pardo, está atravesado por un laberinto de caminos que se entrecruzan por los cuatro valles que lo componen. Es un paraíso para el senderismo, aunque ver realmente algún oso por allí es una cuestión de azar, algo que el caminante olvida muy pronto, abducido por la magia del paisaje y la sinfonía de verdes que se despliega por doquier.
La figura del oso es motivo de orgullo en está región porque se ha logrado salvarle de la extinción. Hoy día ya son mas de doscientos los ejemplares que se mueven a su albedrío por la cordillera cantábrica. Gracias a que se ha acabado prácticamente con la caza furtiva, todo parece indicar que el futuro de los pequeños oseznos será mucho mejor que el de sus abuelos. La Senda del Oso viene, pues, a recordarnos que nos encontramos en su territorio y debemos extremar el cuidado y ser muy respetuosos con el entorno. Los osos no son precisamente animales muy sociables y tienden a mantenerse apartados del hombre. Ocasionalmente, puede verse alguno en la distancia, pero que nadie vaya con la idea de que se va a encontrar una familia de osos retozando alrededor de la pradera donde tiene montado el picnic.
El Parque se compone de cuatro valles principales, por los que corren las aguas de los ríos Pigüeña, Lago, Saliencia y Somiedo. En todos ellos abundan las brañas, pequeños conjuntos de cabanas de teito de escoba, que se asientan sobre prados altos de pasto, generalmente alrededor de alguna fuente. Sacar a colación las brañas, nos obliga a hablar de los ‘vaqueiros de alzada’, una singular etnia nómada y centenaria, a quien muchos atribuyen un origen vikingo. Lo cierto es que se trata de un pueblo distinto a cualquier otro, cuyos rasgos diferenciales, tradiciones y estilo de vida siempre han sido mirados con recelo y aún hoy parecen vivir en un mundo aparte.
Durante el invierno se desplazan a los valles bajos y, en cuanto llega la primavera, conducen sus rebaños a los pastos altos, donde tienen instaladas sus brañas. Todas ellas están unidas entre sí y con otros pueblos por una red de caminos que convierten el Parque en un maravilloso laberinto de senderos ideales para explorar el paisaje, adentrarse en los bosques donde reina el oso, pasar de un valle a otro y disfrutar de una naturaleza inenarrable en estado puro.
La carrera que remonta el curso del Pigüeña termina abruptamente en Villar de Vildas, un pueblín que fue declarado Pueblo Ejemplar de Asturias en 2004, lo que bastó para que lo visitaran los Príncipes de Asturias y se convirtiera de pronto en un destino turístico. Apretado entre montañas, apenas cuenta con dos docenas de casas de piedra bien conservadas, algún hórreo y un camino tortuoso que se aleja hacia la braña La Pornacal, una de las mejores conservadas y de las más visitadas por los turistas de a pie. Más adelante, el camino lleva por verdes praderas hasta la braña de Los Cuartos, un lugar tan remoto que el viajero tiene la impresión de haber llegado a un poblado astur de la época romana. Desde aquí, muy próxima ya la provincia de León, el camino conduce por un collado a La Peral, otra braña alta que se ha convertido casi en un pueblo permanente y desde donde se divisan vistas que cortan la respiración.
Y es que La Peral está ya en lo alto del valle del Somiedo, muy cerca de Caunedo y de la capital del concejo, Pola de Somiedo. Por encontrarse en una encrucijada, Pola es el lugar ideal para instalar el campamento base y recorrer, a partir de aquí, los distintos valles, con sus increíbles pueblos, sus lagos glaciares y sus maravillosos y cambiantes paisajes. Aunque, a decir verdad, cada pueblo de la comarca tiene su encanto particular y muchos prefieren alojarse en Valle del Lago o en Caunedo. Tengan bien claro los visitantes que en el vasto entramado de caminos del Parque, todos en excelente estado y muy tentadores para los todoterreno, está totalmente prohibida la circulación de cualquier vehículo a motor por muchas marchas reductoras que posea. O sea, que la exploración de las brañas y los bosques ha de hacerse a pie, a caballo o en bicicleta, en largas y maravillosas excursiones. No hay otra forma mejor de disfrutar de la Naturaleza (con mayúsculas) que aquí se ofrece en su máximo esplendor. Vengan, pues, preparados y no se obsesionen con avistar al oso, ya que son escasos los turistas o ganaderos que han logrado ver alguno. En cambio, casi todos los osos de la comarca han avistado a infinidad de turistas. Confórmese con eso. Tal vez sea usted uno de ellos.
Somiedo no sólo es un paraíso de naturaleza privilegiada, donde el paisaje es el rey. La fauna, encabezada por los magníficos osos pardos, los rebecos o el urogallo forma parte viva de los encantos del lugar, como lo hacen los vaqueiros de alzada, con sus tradiciones seculares, que se han perpetuado sorprendentemente hasta nuestros días. Paisaje y paisanaje hacen de Somiedo un paraíso perdido en el tiempo, del que Gloria Lana, mi guía, se siente guardiana. Mientras atravesábamos un hayedo le pregunté si le gustaban los hayucos, el fruto del haya. Me contestó muy seria que si le gustaban, pero que no los comía porque prefería dejárselos a los osos. Gloria, bióloga y guía del Parque, me hizo pensar con sus palabras que el éxito de la supervivencia del oso en España se debe en gran medida a gente que, como ella, han adoptado una admirable actitud de respeto y protección hacia un animal hermoso que enriquece nuestros bosques.
Dónde quedarse
El mejor lugar es, sin duda, el Palacio Alvaro Flórez-Estrada (www.florezestrada.com), en Pola de Somiedo, una casona de postín, rodeada de un jardín idílico, que se ha reconvertido en hotel con encanto. Es un auténtico oasis para solazarse después de las caminatas, aunque el precio quizá no esté al alcance de todos los bolsillos, pero quien pueda pagarlo, no encontrará nada mejor en la comarca.
En Valle del Lago, Casas la Laguna (www.casaslalaguna.com) ofrecen alojamiento en una casa de arquitectura tradicional, restaurada en piedra, madera y pizarra, en un entorno rural. Entre otras actividades, ofrecen Rutas a Caballo, Senderismo, etc.
En Valle, también hay un camping
Dónde comer
Un restaurante altamente recomendable es La Casona de Lolo (www.casonadelolo.com), en Caunedo, muy cerca de Pola de Somiedo, que también disponen de apartamentos para alojarse.
Qué hacer
Básicamente, rutas y paseos. En la Oficina de Turismo de Pola dan abundante información, verbal y escrita, sobre las distintas rutas, su dificultad, etc. Quien prefiera disfrutar de los servicios de una guía cualificada y conocedora de la flora, la fauna, la historia y los caminos, puede ponerse con toda confianza en manos de Gloria Lana, bióloga, que, a pie o a caballo, le mostrará todos los rincones y secretos del Parque (Tel. 661431209).
Si hacen su aparición las agujetas, no dude contratar los servicios de Noelia Blanco, fisioterapeuta colegiada, que se desplaza por la zona para prestar sus servicios a domicilio (Tel. 647181923)
La senda del Oso en bicicleta
Una de las actividades más atractivas que se pueden hacer en la comarca es la llamada Ruta del Oso en bicicleta. Hay que desplazarse hasta la localidad de Entrago, en la vecina Teverga, por una carretera muy pintoresca. Aprovechando una antigua vía abandonada para el transporte del carbón de las minas de Quirós y Teverga, se ha diseñado una vía verde, un perfecto sendero para el paseo y el cicloturismo. Son dieciséis kilómetros de un camino fácil, umbroso, que atraviesa numerosos túneles y, en ocasiones, domina un paisaje magnífico.
El camino está cuidadísimo y termina en el Centro del Oso, un complejo especialmente preparado para acoger a Paca y Tola, dos oseznas que quedaron huérfanas y fueron recogidas en su día. Ahora ya son mayores y no podrían adaptarse a la vida en libertad, pero viven felices, tranquilas y bien cuidadas en el complejo, al que se ha llevado también un macho adulto, Furaco, para que no les falte compañía. La empresa DeporVentura (www.deporventura.es) tiene montados sendos centros de alquiler y recogida de bicis en ambos extremos del camino, de tal manera que resulta muy fácil recorrerlo en un solo sentido, ya que la propia compañía se encarga de transportar a los clientes a su punto de partida, si lo desean. Lo más común, si embargo, es hacer el recorrido de ida y vuelta.
Para los más haraganes, DeporVentura dispone de bicicletas asistidas que funcionan como un motor eléctrico cuando la cosa se pone mal o las fuerzas escasean. O sea, que ni los más perezosos tiene disculpa para no recorrer uno de los paseos más hermosos, bucólicos y apacibles que pueden hacerse en Asturias.
