Reportajes

Túnez, tan lejos, y tan cerca


Túnez celebra su papel protagonista en el primer aniversario del comienzo de La Primavera Árabe y nos regala postales inolvidables en los alrededores de la capital.

Entre la Medina de Túnez, patrimonio de la humanidad desde 1979, y Sidi bou Said, uno de los pueblos más bellos de la costa tunecina, pasamos por las ruinas de Cartago y completamos una refrescante escapada a un país hospitalario y amable, perfecto para combinar con maestría el exotismo árabe y las comodidades occidentales.

El 14 de Enero de 2012, justamente un año después de que los tunecinos celebraran en la calle la huida de su presidente Ben Alí, y estrenaran con tremenda energía una vital democracia –hoy el país cuenta con más de 100 partidos políticos- la Avenida Bourguiba vuelve a ser escenario de todo tipo de festejos.

Desde el mítico reloj de capirote piramidal nos dejamos arrastrar por los cánticos de la multitud y nos acercamos poco a poco a la Medina, no sin antes quedar gratamente sorprendidos por la tolerancia que exhiben estos dos millones de manifestantes.

Musulmanes, socialistas, comunistas, liberales…todos tienen cabida en esta fiesta, que pese a la lógica confusión que crean las aglomeraciones, en ningún momento deja de ser eso: una fiesta que conmemora el principio de la democracia tunecina.

Antes de entrar en la Medina, conviene mentalizarse de que es muy probable que nos perdamos. Pero eso también forma parte de su encanto. El laberíntico trazado del Zoco o mercado también se extiende a las calles más íntimas de la Medina, aquellas que preservan en todo su esplendor el misterio de la cultura árabe urbana. Aparte de comprar cerámica, cuero, especias, plata y oro –estos últimos siempre en tiendas del gremio de joyeros- también conviene admirar el tranquilo discurrir del día a día tunecino entre celosías, hammanes, mezquitas y fachadas encaladas.

Las flores, eternamente presentes en cualquier rincón de Túnez, serán nuestras compañeras de viaje y nos alegraran el camino hasta las ruinas de Cartago, testigo de la riquísima herencia romana de Túnez.

Ante la entrada del Museo conviene echar un vistazo a la última aportación artística de los tunecinos, los antiguos coches de su dictador Ben Alí, hoy convertidos en esculturas por obra y gracia de los grafiteros de la revolución.

Muy cerca se encuentra uno de los pueblos costeros preferidos por los lugareños, Sidi Bou Said, un delicioso enclave dónde el azul y el blanco mandan y componen una de las fotos más típicas de Túnez…cúpulas y chumberas, terrazas al sol, antiguos palacetes convertidos en restaurantes de lujo, numerosas tiendas de arte y artesanía y un sinfín de recovecos por dónde perdernos al calor de un atardecer con aroma a buganvilla.

Sin embargo hay un lugar que no podemos dejar de visitar: el Museo de la Música, antiguamente el Palacio del Barón d’Erlanger, perfecto para hacerse una idea de la importancia de Túnez en la cultura mediterránea, el suntuoso palacio es toda una melodía al lujo de las mil y una noches.

Guía Práctica:

Cómo llegar

Tunis Air cuenta con vuelos diarios directos desde Madrid y Barcelona. La duración es de dos horas. www.tunisair.com

Dónde comer:

Dar el Jeld: En pleno corazón de la Medina de Túnez, el restaurante se encuentra dentro de un antiguo palacio. Su patio interior es una maravilla. www.dareljeld.tourism.tn/site2.htm

Dar Zarrouk: En Sidi Bou Said. No hay que perderse las estupendas vistas de su terraza. www.darzarrouk.tn

Dónde dormir

Cartago: Hotel Villa Didón.  www.villadidoncarthage.com

No te pierdas

El complejo laberinto de la Medina, una de las joyas de la capital tunecina, con su entramado de tiendas y reclamos. Especialmente recomendable es subirse a las azoteas de algunas tiendas y disfrutar de una multicolor puesta de sol.

Si te gusta cocinar es el lugar perfecto para hacerte con un acopio de especias. Un consejo, cómpralas a granel y déjate llevar por tu olfato.

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